De Barbieland al café: salgámonos de la Mojo Dojo Taza de Ken

Como casi todo el mundo, fui a ver la película de Barbie. Pensé en seguir la recomendación de ver primero a Ryan Gosling y Margot Robbie antes que a Cillian Murphy en Oppenheimer, ya que el mundo está lleno de guerras y malas noticias, y mejor disfrutar de algo bonito y rosa en lugar de lo gris (además, va muy a tono con la próxima nueva imagen de Café Ge, ya lo verán).

Para mi sorpresa, al salir del cine me sentí un poco triste. Barbie me hizo reír como a todos en la sala, pero también me dejó con un regusto amargo y me conmovió bastante (iba a poner “profundamente” pero sonaba demasiado dramático). Me hizo reflexionar sobre cómo, desde mi experiencia como mujer mexicana en el mundo del café, vivimos en un mundo dominado por la figura de "Ken".

La película de Barbie se convierte en un poderoso espejo de la realidad, reflejando no solo las desigualdades de género presentes en la industria cafetera, sino también las dinámicas de poder económico y social impuestas por grandes corporaciones. ¿Vivimos en la “Mojo Dojo Casa House" de Ken? ¿Cómo podemos llegar a un balance más “Barbieland”?

Al observar el mundo en la película de Barbie, es evidente cómo se reflejan las desigualdades de género presentes en nuestra sociedad. Esta ficción no está tan alejada de la realidad, no solo en el campo cafetero, también en la oficina. A pesar de la presencia de productoras, tostadoras y comerciantes cafeteras, la gran mayoría sigue siendo liderada por "Kens". Como socia de una compañía cafetera mexicana, me encuentro seguido con clientes que me piden hablar con mi jefe, sin reconocer mi autoridad.  

Por otro lado, el poder de una gran compañía como Mattel, me recordó la influencia de las grandes corporaciones cafeteras. Al promover el consumo de café en cápsulas y fomentar el consumismo desenfrenado, perpetúan un sistema de opresión económica y ambiental que afecta negativamente a comunidades y al medio ambiente. La falta de programas de reciclaje efectivos y el "greenwashing" refuerzan la idea de que estas compañías pueden llegar a anteponer sus beneficios económicos al bienestar de las personas y del planeta.

Me sentí identificada con la travesía de la muñeca en el mundo real, luchando contra estereotipos y chovinismo. Aunque la experiencia me causó tristeza al reconocer las dificultades y desigualdades que aún persisten, también me inspiró a seguir adelante con determinación. Al igual que Barbie encontró su camino, estoy decidida a continuar en el mío y, ojalá, contribuir al cambio en el mundo del café.

Desde una perspectiva feminista, creo que es indispensable abogar por la necesidad de una revolución social y económica, o si esto suena muy radical, al menos un despertar de conciencias, como sucede en la película.

¿Qué podemos hacer? Lo ideal sería optar por elegir granos locales, frescos y con una trazabilidad clara. Es esencial escoger fincas que cuenten con certificaciones que respalden sus prácticas y camino a la sostenibilidad como Rainforest Alliance, IMOCert, USDA Organic, Bird Friendly, Fair Trade, entre otras. Si conoces algún emprendimiento cafetero femenino, considera brindarle apoyo. Con pequeñas acciones individuales, podemos marcar la diferencia y contribuir a un futuro más sostenible y justo para el mundo del café. Aprovechemos la oportunidad de tomar decisiones conscientes y apoyar iniciativas que promuevan un café más ético y responsable. Entre todos, hagamos que este mundo medio gris sea un poco más rosa.

-Gaby

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